quarta-feira, 26 de janeiro de 2011

Vídeo: Simulação da PRF

É cômico, mas é real.

Curta de terror: Mamãe

Do cinema em cena.


Mamãe

Curta de terror espanhol. 3 minutos. (Sim, apenas três.) Se possível, veja no escuro.



A1:Mama from Sebastian Sarraute on Vimeo.

Entrevista: Hobsbawm

Do El País.

Por Martín Granovsky *
Desde Londres



“Además de injusto, el mercado absoluto es inviable”


En junio cumplirá 92 años. Lúcido y activo, el historiador que escribió Rebeldes primitivos, La era de la revolución y la Historia del siglo XX, entre otros libros, aceptó hablar de su propia vida, de la crisis del ’30, del fascismo y el antifascismo y de la crisis actual, que según él es a la economía de fundamentalismo de mercado lo que la caída del Muro de Berlín fue a la lógica soviética del socialismo. Una charla antes del G-20 y la llegada de Cristina a Londres.



Eric Hobsbawm aparece en la puerta de la embajada de Alemania en Londres. Son poco más de las tres de la tarde en la hermosa Belgrave Square y las banderas de las embajadas se adivinan por detrás de las copas de los árboles. Lleva anteojos, la gorra puesta, un abrigo no muy pesado. Saluda. Tiene manos grandes y huesudas, pero no parecen las manos de un viejo. Ninguna deformación de artritis las atacó. Muy pronto una pequeña prueba demuestra que las piernas de Hobsbawm también están en buena forma. Baja con agilidad los tres escalones que llevan del palier a la vereda. Parece ver bien. Tiene un bastón en la mano derecha. No se apoya en él, pero quizá lo use como un seguro, por si trastabilla, o como un sensor de alerta temprana que detecta escalones, charcos y, de inmediato, el cordón de la vereda. Hobsbawm es alto y flaco. Uno ochenta y pico. No pide ayuda. El chofer del Foreign Office le abre la puerta izquierda del Jaguar negro. Entra en el auto con facilidad. El coche es grande, por suerte, y cabe, pero el viaje igual es corto.
–Vino un historiador alemán, por eso estoy en la embajada, y debo volver –avisa–. Llegó de visita a Londres y quiso conversar con algunos de nosotros. Sé que vamos a Canning House. Está bien. Poco trayecto, ¿no?
El auto da media vuelta a Belgrave Square y se detiene frente a otro palacete blanco de tres escalones, porche rodeado de columnas y puerta de madera pesada. Por algún motivo mágico el conductor de pelo blanco con mechón sobre la cara, traje azul y sonrisa como la del ayudante del inspector Morse de Oxford, ya le abre a Hobsbawm. Entre esas construcciones tan parecidas, la elegancia del Jaguar lo asemeja a un carruaje recién lustrado. El cochero sonríe cuando Hobsbawm desciende. El profesor le devuelve la simpatía mientras trepa con facilidad hasta un hall oscuro. Ya entró en Canning House y a la derecha ve una enorme imagen de José de San Martín. A la izquierda del pasillo, una gran sala. El té ya está servido. Es decir, el té, las masas y una torta. Otro cuadro del mismo tamaño que el de San Martín. Es Simón Bolívar. Y también es Bolívar el caballero del busto sobre el aparador.
¿Cuánto té habrán tomado Bolívar y San Martín antes de salir de Londres a Sudamérica, a principios del siglo XIX, para cumplir su plan de independencia?
Hobsbawm apura la primera taza y quiere ser él quien arroje la primera pregunta.
–¿Cómo está la Argentina? –interroga pero no tanto, porque no espera y comenta–. El año pasado Cristina estuvo por venir a Londres para una reunión de presidentes progresistas y pidió verme. Yo dije que sí, pero ella no vino. No fue su culpa. Estaba en medio de la confrontación con la Sociedad Rural.
Hobsbawm habla un inglés sin la afectación ni el tartamudeo de algunos académicos del Reino Unido. Pero acaba de pronunciar “Sociedad Rural” en castellano.
–¿Qué pasó con ese conflicto? –pregunta.
Tras la explicación correspondiente, el profesor inclina la cabeza, más curioso que antes, mientras con la mano derecha su tenedor intenta cortar la tarta de manzana. Es una tarea difícil. Entonces se desconcentra de la tarta y fija la mirada esperando, ahora sí, alguna pregunta.
–El mundo está complejo –afirma sin embargo manteniendo la iniciativa–. No quiero caer en slogans, pero es indudable que el Consenso de Washington murió. La desregulación salvaje ya no sólo es mala: es imposible. Hay que reorganizar el sistema financiero internacional. Mi esperanza es que los líderes del mundo se den cuenta de que no se puede renegociar la situación para volver atrás sino que hay que rediseñar todo hacia el futuro.
–La Argentina experimentó varias crisis, la última fuerte en 2001. En 2005 el presidente Néstor Kirchner, de acuerdo con el gobierno brasileño, que también lo hizo, pagó al FMI y desenganchó a la Argentina del organismo para que el país no siguiera sometido a sus condicionalidades.
–Es que a esta altura se necesita otro FMI absolutamente distinto, con otros principios, que no dependa sólo de los países más desarrollados y en el que una o dos personas toman las decisiones. Es muy importante lo que están proponiendo Brasil y la Argentina para cambiar el sistema actual. ¿Cómo están las relaciones entre ustedes?
–Muy bien.
–Eso es muy importante. Manténganlas. Las buenas relaciones entre gobiernos como los de ustedes son muy importantes en medio de una crisis que también implica riesgos políticos. Para los standards norteamericanos, los Estados Unidos están girando a la izquierda y no a la extrema derecha. Eso también es bueno. La Gran Depresión llevó políticamente al mundo a la extrema derecha en casi todo el planeta, con excepción de los países escandinavos y los Estados Unidos de Roosevelt. Incluso en el Reino Unido llegó a haber miembros del Parlamento que eran de extrema derecha.
–¿Y qué alternativa aparece?
–No lo sé. ¿Sabe cuál es el drama? El giro a la derecha tuvo dónde recostarse: en los conservadores. El giro a la izquierda también tuvo en qué descansar: en los laboristas.
–Los laboristas gobiernan el Reino Unido.
–Sí, pero me gustaría hacerle un planteo más general. Ya no existe la izquierda tal como era.
–¿La extraña?
–Lo señalo.
–¿A qué se refiere cuando dice “la izquierda tal como era”?
–A las distintas variantes de la izquierda clásica. A los comunistas, naturalmente. Y a los socialdemócratas. ¿Pero sabe qué pasa? Todas las variantes de la izquierda precisan del Estado. Y durante décadas de giro a la derecha conservadora, el control del Estado se hizo imposible.
–¿Por qué?
–Muy sencillo. ¿Cómo controla usted el Estado en condiciones de globalización? Conviene recordar que a principios de los ’80 no sólo triunfaron Ronald Reagan y Margaret Thatcher. En Francia, François Mitterrand no logró una victoria.
–Había ganado la presidencia en 1974 y repitió en 1981.
–Es así. Pero cuando intentó una unidad de izquierdas para nacionalizar un sector mayor de la economía, no tuvo el poder suficiente para hacerlo. Fracasó por completo. La izquierda y los partidos socialdemócratas se retiraron de la escena, derrotados, convencidos de que nada podía hacerse. Y entonces, no sólo en Francia sino en todo el mundo, quedó claro que el único modelo que podía imponerse con poder real era el capitalismo absolutamente libre.
–Libre sí. ¿Por qué dice “absolutamente”?
–Porque con libertad absoluta para el mercado, ¿quién atiende a los pobres? Esa política, o la política de la no política, es la que se desarrolló con Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Y funcionó –dentro de su lógica, claro, que no comparto– hasta la crisis que comenzó en el 2008. Frente a la situación anterior la izquierda no tenía alternativa. ¿Y frente a ésta? Fijémonos, si quiere, en la izquierda más clásica de Europa. Es muy débil en Europa. O está fragmentada. O desapareció. Refundación Comunista en Italia es débil y las otras ramas del ex Partido Comunista Italiano están muy mal. Izquierda Unida en España también está cayendo de la ladera de la colina. Algo quedó en Alemania. Algo en Francia, con el Partido Comunista. Ni esas fuerzas, y menos aún la izquierda más extrema, como los trotskistas, y ni siquiera una socialdemocracia como la que describí antes, alcanzan todavía como respuesta a esta crisis y a sus peligros. La misma debilidad de la izquierda aumenta los riesgos.
–¿Qué peligro ve?
–En períodos de gran descontento como el que empezamos a vivir, el gran peligro es la xenofobia, que alimentará y a su vez será alimentada por la extrema derecha. ¿A quién buscará esa extrema derecha? Buscará atraer a los “estúpidos” ciudadanos que cuidan su trabajo y temen perderlo. Y digo estúpidos irónicamente, quiero aclararle. Porque ahí reside otro fracaso evidente del fundamentalismo de mercado. Dejó libertad para todo. ¿Y la verdadera libertad de trabajo? ¿La de cambiarlo y mejorar en todos los aspectos? Esa libertad no la respetó porque, para el fundamentalismo de mercado, habría resultado políticamente intolerable. También habrían sido políticamente intolerable la libertad absoluta y la desregulación absoluta en materia laboral, al menos en Europa. Yo temo una era de depresión.
–¿Usted no tiene dudas, ya, de que entraremos en depresión?
–Si lo desea podemos hablar técnicamente, como los economistas, y cuantificar trimestres. Pero no hace falta. ¿Qué otra palabra puede usar uno para denominar un tiempo en el que muy velozmente millones de personas pierden su empleo? De cualquier manera, hasta el momento no veo un escenario de una extrema derecha ganando por mayoría en elecciones, como ocurrió en 1933 cuando Alemania eligió a Adolf Hitler. Es paradójico, pero con un mundo muy globalizado un factor impedirá la inmigración, que a su vez suele ser la excusa para la xenofobia y el giro hacia la extrema derecha. Y ese factor es que la gente emigrará menos –hablo en términos masivos– al ver que en los países desarrollados la crisis es tan vasta. Volviendo a la xenofobia, el problema es que aunque la extrema derecha no gane podría ser muy importante en la fijación de la agenda pública de temas y terminaría por imprimirle una cara muy fea a la política.
–Dejemos a un lado la economía por el momento. Pensando en política, ¿qué cosa disminuiría el riesgo de xenofobia?
–Me parece bien, vamos a la práctica. El peligro disminuiría con gobiernos que gocen de la suficiente confianza política por parte del pueblo por su capacidad de restaurar el bienestar económico. La gente debe ver a los políticos como gente capaz de garantizar la democracia, los derechos individuales y al mismo tiempo coordinar planes eficaces para salir de la crisis. Ahora que hablamos de este tema, ¿sabe que veo a los países de América latina sorprendentemente inmunes a la xenofobia?
–¿Por qué?
–Yo le pregunto si es así. ¿Es así?
–Es posible. No diría que son inmunes si uno piensa, por ejemplo, en el tratamiento racista de un sector de Bolivia hacia Evo Morales, pero al menos en los últimos 25 años de democracia, por tomar la antigüedad de la democracia argentina, la xenofobia y el racismo nunca fueron masivos ni nutrieron partidos de extrema derecha, que son muy pequeños. No pasó ni siquiera con la crisis del 2001, que culminó el proceso de destrucción de millones de empleos, a pesar de que la inmigración boliviana ya era muy importante en número. Ahora, no hablamos de los cantos de las hinchadas de fútbol, ¿no?
–No, yo lo pienso en términos masivos.
–Entonces las cosas parecen ser como usted las piensa, profesor. Y, como en otros lugares del mundo, el pensamiento de la extrema derecha aparece por ejemplo con la crispación sobre la seguridad y la inseguridad en las calles.
–Sí, América latina es interesante. Yo lo intuyo. Fíjese el país más grande, Brasil. Lula mantuvo algunas líneas de estabilidad económica de Fernando Henrique Cardoso, pero extendió enormemente los servicios sociales y la distribución. Algunos dicen que no es suficiente...
–¿Y usted qué dice?
–Que no es suficiente. Pero que lo que Lula hizo, lo hizo. Y es muy significativo. Lula es el verdadero introductor de la democracia en Brasil. Y nadie lo había hecho nunca en la historia de ese país. Por eso hoy tiene el 70 por ciento de popularidad, a pesar de los problemas previos a las últimas elecciones. Porque en Brasil hay muchos pobres y nadie jamás hizo tantas cosas concretas por ellos, desarrollando a la vez la industria y la exportación de productos elaborados. Aunque la desigualdad sigue siendo horrorosa. Pero hacen falta muchos años para cambiar más las cosas. Muchos.
–Y usted piensa que serán años de depresión mundial.
–Sí. Lamento decirlo, pero apostaría a que habrá depresión y que durará algunos años. Estamos entrando en depresión. ¿Sabe cómo se da cuenta uno? Hablando con gente de negocios. Bueno, ellos están más deprimidos que los economistas y que los políticos. Y a la vez, esta depresión es un gran cambio para la economía, capitalista global.
–¿Por qué está tan seguro?
–Porque no hay vuelta atrás hacia el mercado absoluto que rigió en los últimos 40 años, desde la década de 1970. Ya no es una cuestión de ciclos. El sistema debe ser reestructurado.
–¿Le puedo preguntar otra vez por qué está tan seguro?
–Porque ese modelo no sólo es injusto: ahora es inviable. Las nociones básicas según las cuales las políticas públicas debían ser abandonadas, ahora están siendo dejadas de lado. Fíjese lo que hacen, y a veces lo que dicen, dirigentes importantes de países de-sarrollados. Están intentando reestructurar las economías para salir de la crisis. No estoy elogiando. Estoy describiendo un fenómeno. Y ese fenómeno tiene un elemento central: ya nadie siquiera se anima a pensar que el Estado puede no ser necesario para el desarrollo económico. Ya nadie dice que bastará con dejar que fluya el mercado, con su libertad total. ¿No ve que el sistema financiero internacional ya ni funciona? En un sentido, esta crisis es peor que la de 1929-1933, porque es absolutamente global. Los bancos ni funcionan.
–¿Dónde vivía usted en ese momento, a comienzos de los años ’30?
–Nada menos que en Viena y Berlín. Era un chico. Qué horroroso ese momento. Hablemos de cosas mejores, como Franklin Delano Roosevelt.
–Usted lo rescató en una entrevista con la BBC al principio de la crisis.
–Sí, y rescato los motivos políticos de Roosevelt. En política aplicó el principio de “Nunca más”. Con tantos pobres, con tantos hambrientos en los Estados Unidos, nunca más el mercado como factor exclusivo de asignación de recursos. Por eso decidió realizar su política de pleno empleo. Y de ese modo no solamente atenuó los efectos sociales de la crisis sino sus eventuales efectos políticos de fascistización sobre la base del miedo masivo. El sistema de pleno empleo no modificó de raíz la sociedad, pero funcionó durante décadas. Funcionó razonablemente bien en los Estados Unidos, funcionó en Francia, produjo la inclusión social de mucha gente, se basó en el bienestar combinado con una economía mixta que tuvo resultados muy razonables en el mundo de la segunda posguerra. Algunos Estados fueron más sistemáticos, como Francia, que implantó el capitalismo dirigido, pero en general las economías eran mixtas y el Estado estaba presente de un modo u otro. ¿Podremos hacerlo de nuevo? No lo sé. Lo que sé es que la solución no estará solo en la tecnología y el desarrollo económico. Roosevelt tuvo en cuenta el costado humano de la situación de crisis.
–Es decir que para usted las sociedades no se suicidan.
(Piensa) –No deliberadamente. Sí pueden ir cometiendo errores que las llevan a terribles catástrofes. O al desastre. ¿Con qué razonabilidad, durante estos años, se podía creer que el crecimiento con tal nivel de burbuja sería ilimitado? Tarde o temprano se terminaría y algo debía ser hecho.
–De manera que no habrá catástrofe.
–No me interesan las predicciones. Mire, si viene, viene. Pero si hay algo que se pueda hacer, hagámoslo. Uno no puede perdonarse no haber hecho nada. Por lo menos un intento. El desastre sobrevendrá si nos quedamos quietos. La sociedad no puede basarse en una concepción automática de los procesos políticos. Mi generación no se quedó quieta en los años ’30 y ’40. En Inglaterra yo crecí, participé activamente de la política, fui académico estudiando en Cambridge. Y todos estábamos muy politizados. Nos tocó muy de cerca la Guerra Civil española. Por eso fuimos firmemente antifascistas.
–Le tocó a la izquierda de todo el mundo. También en América latina.
–Claro, fue un tema muy fuerte para todos. Y nosotros, en Cambridge, veíamos que los gobiernos no hacían nada por defender a la República. Por eso reaccionamos contra las viejas generaciones y los gobiernos que las representaban. Años después entendí la lógica de por qué el gobierno del Reino Unido, donde nosotros estábamos, no hizo nada contra Francisco Franco. Ya tenía la lucidez de saberse un imperio en decadencia y tenía conciencia de su debilidad. España funcionó como una distracción. Y los gobiernos no debieron haberla tomado así. Se equivocaron. El alzamiento contra la República fue uno de los hechos más importantes del siglo XX. Recién después, en la Segunda Guerra...
–Poco después, ¿no? Porque el fin de la Guerra Civil española y la invasión alemana de Checoslovaquia ocurren en el mismo año.
–Es verdad. Le decía que recién después el liberalismo y el comunismo hicieron causa común. Se dieron cuenta de que, si no, eran débiles frente al nazismo. Y en el caso de América latina el modelo de Franco influyó más que el de Benito Mussolini, con sus ideas conspirativas de la sinarquía, por ejemplo. No lo tome como una disculpa a Mussolini, por favor. El fascismo europeo en general es una ideología inaceptable, opuesta a valores universales.
–Usted habla de América latina...
–Pero no me pregunte de la Argentina. No sé lo suficiente de su país. Todos me preguntan por el peronismo. Para mí está claro que no puede ser mirado como un movimiento de extrema derecha. Fue un movimiento popular que organizó a los trabajadores y eso quizás explique su permanencia en el tiempo. Ni los socialistas ni los comunistas pudieron establecer una base fuerte en el movimiento sindical. Sé de las crisis que sufrió la Argentina y sé algo de su historia, del peso de la clase media, de su sociedad avanzada culturalmente dentro de América latina, fenómeno que creo que todavía se mantiene. Sé de la edad de oro de los años ’20 y sé de los ejemplos obscenos de desigualdad comunes a toda América latina.
–Usted siempre se definió como un hombre de izquierda. ¿También sigue teniendo confianza en ella?
–Sigo en la izquierda, sin duda con más interés en Marx que en Lenin. Porque seamos sinceros, el socialismo soviético falló. Fue una forma extrema de aplicar la lógica del socialismo, así como el fundamentalismo de mercado fue una forma extrema de aplicación de la lógica del liberalismo económico. Y también falló. La crisis global que comenzó el año pasado es, para la economía de mercado, equivalente a lo que fue la caída del Muro de Berlín en 1989. Por eso me sigue interesando Marx. Como el capitalismo sigue existiendo, el análisis marxista aún es una buena herramienta para analizarlo. Al mismo tiempo, está claro que no solo no es posible sino que no es deseable una economía socialista sin mercado ni una economía en general sin Estado.
–¿Por qué dice lo último?
–Si uno mira la historia y mira el presente, no tiene ninguna duda de que los problemas principales, sobre todo en medio de una crisis profunda, deben y pueden ser solucionados por la acción pública. El mercado no está en condiciones de hacerlo.
* Analista internacional. Presidente de la agencia nacional de noticias Télam.

Mais sobra a exoneração da superintendente da SEMACE

Do blog do Eliomar.


Em carta, a demissionária titular da Semace aponta “evidente discordância”


“Em carta enviada ao governador do Ceará, Cid Gomes (PSB), a superintendente estadual do Meio Ambiente (Semace), Lúcia Teixeira, apontou a existência de uma “evidente discordância” entre sua forma de trabalho e o pensamento de Cid Gomes.
Esse fato, segundo escreveu Lúcia, “desaconselhou” sua permanência no comando geral do órgão responsável pelos licenciamentos ambientais no Ceará. Apesar da cortesia formal no texto enviado a Cid, Lúcia usa tom de firmeza ao falar do desejo de exoneração. “Ocorre que mudanças e fatos recentes me levaram a uma profunda reflexão, da qual emergi com a certeza de que há uma evidente discordância de vossa excelência (o governador Cid Gomes) com o meu modo de trabalhar”, escreveu Lúcia, sem adicionar detalhes. Com o pedido de exoneração, ela fica no cargo até amanhã.
A carta, à qual O POVO teve acesso ontem, é a segunda escrita por Lúcia para Cid no mês de janeiro. Na primeira, enviada no último dia 14, Lúcia já pedia exoneração.
No mesmo dia, O POVO noticiou com exclusividade a existência de mensagem em que o Governo do Estado, em texto com assinatura do governador, requeria à Assembleia Legislativa a aprovação de matéria que liberava algumas obras da obrigatoriedade de licenciamento ambiental – iniciativa que desagradou Lúcia e a colocou em divergência pública com Cid.
Quatro dias após o envio da segunda carta – datada do dia 21 – o Governo do Estado ainda não se manifestou sobre o assunto. Por telefone, a assessoria de Cid informou que o governador está em férias. A assessoria do governador em exercício, o vice Domingos Filho (PMDB), informou que este está em Brasília. Já assessoria do chefe de Gabinete, deputado Ivo Gomes (PSB), informou que este estava ocupado em uma reunião, impossibilitado de falar.
A assessoria de imprensa da Semace informou ontem que Lúcia Teixeira não fez referencias a Operação Marambaia ao falar com os servidores sobre sua saída. Essa informação foi publicada na última segunda no blog Eliomar de Lima. A assessoria também informou que Lúcia Teixeira não falará com a imprensa sobre o caso.”
(O POVO)

Entrevista: Assange, do Wikileaks

Do Vi o Mundo.


Assange: A manipulação de informações pela mídia é mais perigosa à democracia do que a de governos

“Não somos uma organização exclusivamente da esquerda. Somos uma organização exclusivamente pela verdade e pela justiça”.
Essa é apenas uma das muitas afirmações feitas pelo fundador e publisher do WikILeaks, Julian Assange, em entrevista exclusiva a internautas brasileiros. Essa iniciativa só foi possível graças à ação articulada da blogosfera e, claro, aos internautas que enviaram questões.
No total foram cerca de 350 perguntas, das quais doze foram escolhidas. Na entrevista, Assange explica por que trabalha em parceria com a grande mídia e debate a manipulação de informação e como o vazamento de dados pode alterar a atuação dos governos.
Vários internautas - O WikiLeaks tem trabalhado com veículos da grande mídia – aqui no Brasil, Folha e Globo, vistos por muita gente como tendo uma linha política de direita. Mas além da concentração da comunicação, muitas vezes a grande mídia tem interesses próprios. Não é um contra-senso trabalhar com eles se o objetivo é democratizar a informação? Por que não trabalhar com blogs e mídias alternativas?
Por conta de restrições de recursos ainda não temos condições de avaliar o trabalho de milhares de indivíduos de uma vez. Em vez disso, trabalhamos com grupos de jornalistas ou de pesquisadores de direitos humanos que têm uma audiência significativa. Muitas vezes isso inclui veículos de mídia estabelecidos; mas também trabalhamos com alguns jornalistas individuais, veículos alternativos e organizações de ativistas, conforme a situação demanda e os recursos permitem.
Uma das funções primordiais da imprensa é obrigar os governos a prestar contas sobre o que fazem. No caso do Brasil, que tem um governo de esquerda, nós sentimos que era preciso um jornal de centro-direita para um melhor escrutínio dos governantes. Em outros países, usamos a equação inversa. O ideal seria podermos trabalhar com um veículo governista e um de oposição.
Marcelo Salles – Na sua opinião, o que é mais perigoso para a democracia: a manipulação de informações por governos ou a manipulação de informações por oligopólios de mídia?
A manipulação das informações pela mídia é mais perigosa, porque quando um governo as manipula em detrimento do público e a mídia é forte, essa manipulação não se segura por muito tempo. Quando a própria mídia se afasta do seu papel crítico, não somente os governos deixam de prestar contas como os interesses ou afiliações perniciosas da mídia e de seus donos permitem abusos por parte dos governos. O exemplo mais claro disso foi a Guerra do Iraque em 2003, alavancada ela grande mídia dos Estados Unidos.
Eduardo dos Anjos – Tenho acompanhado os vazamentos publicados pela sua ONG e até agora não encontrei nada que fosse relevante, me parece que é muito barulho por nada. Por que tanta gente ao mesmo tempo resolveu confiar em você? E por que devemos confiar em você?
O WikiLeaks tem uma história de quatro anos publicando documentos. Nesse período, até onde sabemos, nunca atestamos ser verdadeiro um documento falso. Além disso, nenhuma organização jamais nos acusou disso. Temos um histórico ilibado na distinção entre documentos verdadeiros e falsos, mas nós somos, é claro, apenas humanos e podemos um dia cometer um erro. No entanto até o momento temos o melhor histórico do mercado e queremos trabalhar duro para manter essa boa reputação.
Diferente de outras organizações de mídia que não têm padrões claros sobre o que vão aceitar e o que vão rejeitar, o WikiLeaks tem uma definição clara que permite às nossas fontes saber com segurança se vamos ou não publicar o seu material.
Aceitamos vazamentos de relevância diplomática, ética ou histórica, que sejam documentos oficiais classificados ou documentos suprimidos por alguma ordem judicial.
Vários internautas – Que tipo de mudança concreta pode acontecer como consequência do fenômeno Wikileaks nas práticas governamentais e empresariais? Pode haver uma mudança na relação de poder entre essas esferas e o público?
James Madison, que elaborou a Constituição americana, dizia que o conhecimento sempre irá governar sobre a ignorância. Então as pessoas que pretendem ser mestras de si mesmas têm de ter o poder que o conhecimento traz. Essa filosofia de Madison, que combina a esfera do conhecimento com a esfera da distribuição do poder, mostra as mudanças que acontecem quando o conhecimento é democratizado.
Os Estados e as megacorporações mantêm seu poder sobre o pensamento individual ao negar informação aos indivíduos. É esse vácuo de conhecimento que delineia quem são os mais poderosos dentro de um governo e quem são os mais poderosos dentro de uma corporação.
Assim, o livre fluxo de conhecimento de grupos poderosos para grupos ou indivíduos menos poderosos é também um fluxo de poder, e portanto uma força equalizadora e democratizante na sociedade.
Marcelo Träsel - Após o Cablegate, o Wikileaks ganhou muito poder. Declarações suas sobre futuros vazamentos já influenciaram a bolsa de valores e provavelmente influenciam a política dos países citados nesses alertas. Ao se tornar ele mesmo um poder, o Wikileaks não deveria criar mecanismos de auto-vigilância e auto-responsabilização frente à opinião pública mundial?
O WikiLeaks é uma das organizações globais mais responsáveis que existem.
Prestamos muito mais contas ao público do que governos nacionais, porque todo fruto do nosso trabalho é público. Somos uma organização essencialmente pública; não fazemos nada que não contribua para levar informação às pessoas.
O WikiLeaks é financiado pelo público, semana a semana, e assim eles “votam” com as suas carteiras.
Além disso, as fontes entregam documentos porque acreditam que nós vamos protegê-las e também vamos conseguir o maior impacto possível. Se em algum momento acharem que isso não é verdade, ou que estamos agindo de maneira antiética, as colaborações vão cessar.
O WikiLeaks é apoiado e defendido por milhares de pessoas generosas que oferecem voluntariamente o seu tempo, suas habilidades e seus recursos em nossa defesa. Dessa maneira elas também “votam” por nós todos os dias.
Daniel Ikenaga – Como você define o que deve ser um dado sigiloso?
Nós sempre ouvimos essa pergunta. Mas é melhor reformular da seguinte maneira: “quem deve ser obrigado por um Estado a esconder certo tipo de informação do resto da população?”
A resposta é clara: nem todo mundo no mundo e nem todas as pessoas em uma determinada posição. Assim, o seu médico deve ser responsável por manter a confidencialidade sobre seus dados na maioria das circunstâncias – mas não em todas.
Vários internautas – Em declarações ao Estado de São Paulo, você disse que pretendia usar o Brasil como uma das bases de atuação do WikiLeaks. Quais os planos futuros?  Se o governo brasileiro te oferecesse asilo político, você aceitaria?
Eu ficaria, é claro, lisonjeado se o Brasil oferecesse ao meu pessoal e a mim asilo político. Nós temos grande apoio do público brasileiro. Com base nisso e na característica independente do Brasil em relação a outros países, decidimos expandir nossa presença no país. Infelizmente eu, no momento, estou sob prisão domiciliar no inverno frio de Norfolk, na Inglaterra, e não posso me mudar para o belo e quente Brasil.
Vários internautas – Você teme pela sua vida? Há algum mecanismo de proteção especial para você? Caso venha a ser assassinado, o que vai acontecer com o WikiLeaks?
Nós estamos determinados a continuar a despeito das muitas ameaças que sofremos. Acreditamos profundamente na nossa missão e não nos intimidamos nem vamos nos intimidar pelas forças que estão contra nós.
Minha maior proteção é a ineficácia das ações contra mim. Por exemplo, quando eu estava recentemente na prisão por cerca de dez dias, as publicações de documentos continuaram.
Além disso, nós também distribuímos cópias do material que ainda não foi publicado por todo o mundo, então não é possível impedir as futuras publicações do WikiLeaks atacando o nosso pessoal.
Helena Vieira - Na sua opinião, qual a principal revelação do Cablegate? A sua visão de mundo, suas opiniões sobre nossa atual realidade mudou com as informações a que você teve acesso?
O Cablegate cobre quase todos os maiores acontecimentos, públicos e privados, de todos os países do mundo – então há muitas revelações importantíssimas, dependendo de onde você vive. A maioria dessas revelações ainda está por vir.
Mas, se eu tiver que escolher um só telegrama, entre os poucos que eu li até agora – tendo em mente que são 250 mil – seria aquele que pede aos diplomatas americanos obter senhas, DNAs, números de cartões de crédito e números dos vôos de funcionários de diversas organizações – entre elas a ONU.
Esse telegrama mostra uma ordem da CIA e da Agência de Segurança Nacional aos diplomatas americanos, revelando uma zona sombria no vasto aparato secreto de obtenção de inteligência pelos EUA.
Tarcísio Mender e Maiko Rafael Spiess Apesar de o WikiLeaks ter abalado as relações internacionais, o que acha da Time ter eleito Mark Zuckerberg o homem do ano? Não seria um paradoxo, você ser o “criminoso do ano”, enquanto Mark Zuckerberg é aplaudido e laureado?
A revista Time pode, claro, dar esse título a quem ela quiser. Mas para mim foi mais importante o fato de que o público votou em mim numa proporção vinte vezes maior do que no candidato escolhido pelo editor da Time. Eu ganhei o voto das pessoas, e não o voto das empresas de mídia multinacionais. Isso me parece correto.
Também gostei do que disse (o programa humorístico da TV americana) Saturday Night Live sobre a situação: “Eu te dou informações privadas sobre corporações de graça e sou um vilão. Mark Zuckerberg dáas suas informações privadas para corporações por dinheiro – e ele é o ‘Homem do Ano’.”
Nos bastidores, claro, as coisas foram mais interessantes, com a facção pró-Assange dentro da revista Time sendo apaziguada por uma capa bastante impressionante na edição de 13 de dezembro, o que abriu o caminho para a escolha conservadora de Zuckerberg algumas semanas depois.
Vinícius Juberte – Você se considera um homem de esquerda?
Eu vejo que há pessoas boas nos dois lados da política e definitivamente há pessoas más nos dois lados. Eu costumo procurar as pessoas boas e trabalhar por uma causa comum.
Agora, independente da tendência política, vejo que os políticos que deveriam controlar as agências de segurança e serviços secretos acabam, depois de eleitos, sendo gradualmente capturados e se tornando obedientes a eles.
Enquanto houver desequilíbrio de poder entre as pessoas e os governantes, nós estaremos do lado das pessoas.
Isso é geralmente associado com a retórica da esquerda, o que dá margem à visão de que somos uma organização exclusivamente de esquerda. Não é correto. Somos uma organização exclusivamente pela verdade e justiça – e isso se encontra em muitos lugares e tendências.
Ariely Barata – Hollywood divulgou que fará um filme sobre sua trajetória. Qual sua opinião sobre isso?
Hollywood pode produzir muitos filmes sobre o WikiLeaks, já que quase uma dúzia de livros está para ser publicada. Eu não estou envolvido em nenhuma produção de filme no momento.
Mas se nós vendermos os direitos de produção, eu vou exigir que meu papel seja feito pelo Will Smith. O nosso porta-voz, Kristinn Hrafnsson, seria interpretado por Samuel L Jackson, e a minha bela assistente por Halle Berry. E o filme poderia se chamar “WikiLeaks Filme Noire”.

Pressão do governo desmonta SEMACE

Carta com o pedido de exoneração de Lúcia Teixeira


Decadência da Globo

Dos amigos do presidente Lula.

Decadência da Globo

No domingo (23), o programa "Domingão do Faustão" marcou o pior índice de audiência da história do programa (12 pontos no Ibope). Na primeira parte do programa, das 15h30 às 16h45, ficou empatado com o "Tudo É Possível" da TV Record com 10 pontos.

O programa já tinha começado o ano com a decisão da Globo de demitir a banda que tocava ao vivo, substituindo por um DJ, por corte de gastos.

Saramago: A questão fundamental acerca do PODER

Dos cadernos de Saramago.


A questão fundamental

Por Fundação José Saramago
A questão fundamental no poder é saber quem o tem, como chegou até ele e para quê ou para quem o usa.
“La lucidez de Saramago”, La Prensa (Suplemento semanal La Prensa Literaria), Managua, 1 de Maio de 2004
In José Saramago nas Suas Palavras

terça-feira, 25 de janeiro de 2011

Para onde vai a política externa?

Do vi o mundo.


Para onde vai a política externa?

por Luiz Carlos Azenha
Por mais que o presidente Lula tenha declarado publicamente que a escolha da África como um dos eixos da política externa de seu governo foi consequência do desejo de saldar uma dívida histórica do Brasil com aquele continente, sabemos que por trás de causa tão nobre havia um cálculo político. São 54 os países africanos. Portanto, 54 votos nos organismos multilaterais, especialmente nas Nações Unidas, onde um dos objetivos da política externa brasileira é conquistar um assento permanente no Conselho de Segurança.
Parece claro que o Brasil mimetizava movimento feito antes pela China. Tirando proveito do saldo politicamente positivo, para a China, de relações bilaterais forjadas no apoio a movimentos de libertação nacional, Beijing contou com apoio decisivo dos países africanos na ofensiva internacional para deslegitimar o regime de Taiwan. A China ingressou no Conselho de Segurança em 1971, surfando nos apoios que conquistou no Terceiro Mundo e tirando proveito do fato de que o governo Nixon já estava inclinado a abandonar Taiwan para fechar com Beijing, consolidando o rompimento entre os comunistas chineses e os soviéticos (Nixon visitaria a China em 1972, para normalizar relações).
Não sabemos, ainda, qual é o grau de mudanças que o governo Dilma fará em relação à política externa dos dois mandatos de Lula. Se haverá mudança, pelo que leio, será num certo ativismo brasileiro em defesa dos Direitos Humanos em fóruns internacionais.
É uma escolha curiosa a da presidenta Dilma. Não acredito que seja uma decisão baseada apenas em convicções pessoais de quem foi vítima do regime militar. Primeiro, porque não se faz política externa baseada em convicções pessoais de um governante, mas nos interesses de um estado. Segundo, porque a escolha dos Direitos Humanos expõe o Brasil a uma série de armadilhas e é contraditória com uma posição histórica da diplomacia brasileira, a defesa do princípio da não intervenção em assuntos internos de outros estados.
Não é contraditório, em si, defender ao mesmo tempo a soberania e os Direitos Humanos. Porém, na política internacional, os Direitos Humanos são frequentemente usados, pelo Ocidente, para extrair concessões de regimes não alinhados. A possibilidade de apedrejamento de uma mulher no Irã gerou muito mais mídia e repercussão que o tratamento bárbaro dado por Israel aos palestinos de Gaza, para ficar em um único exemplo.
Não é preciso ir longe para constatar que os Direitos Humanos das populações que vivem em regimes adversários valem muito mais, quando olhados de Washington, que os de populações submetidas a regimes ditatoriais “amigáveis”. Quantas vezes vocês tinham lido, na mídia, protestos contra o regime ditatorial (pró-ocidental) da Tunísia? Comparem agora com as manchetes que voces leram sobre o “regime autocrata” da Venezuela…
Mais que isso, os Direitos Humanos foram usados para enfraquecer a própria noção de soberania absoluta. O que foram as “intervenções humanitárias” dos Estados Unidos nos anos 90, além do passo anterior às guerras preventivas?
Diz Chalmers Johnson, em The Sorrows of Empire:
“Desde o início dos anos 90, os Estados Unidos alegaram motivações humanitárias em uma série de intrusões armadas na Somália, Haiti, Bosnia e Kosovo. A intervenção humanitária não foi apresentada originalmente como justificativa para nossa invasão do Afeganistão. Depois que estávamos lá, no entanto, o governo Bush alegou que uma de nossas preocupações era o tratamento duro dado às mulheres pelo talibã. Isso não era um problema para nossos líderes durante os anos 80, quando deram grande apoio e armaram as forças que viriam a se tornar o governo talibã [do Afeganistão]. Durante aqueles anos, os Estados Unidos e muitos de seus aliados fracassaram no reconhecimento de suas ‘responsabilidades’ com os ruandenses, chechenos, tibetanos, kashemiris, timorenses e palestinos”.
A política externa do ex-chanceler Celso Amorim era consistente com o objetivo do Brasil de angariar votos em instâncias internacionais: uma atuação de bastidores nas questões de Direitos Humanos, sem as denúncias públicas — em geral unilaterais — que acompanham a atuação da diplomacia dos Estados Unidos.
Qual o motivo, então, da mudança?
O assessor internacional Marco Aurélio Garcia, em entrevista ao jornal Valor Econômico, disse que na questão dos Direitos Humanos o Brasil vai atuar nos fóruns internacionais contra quem quer que seja, mesmo que Estados Unidos ou Suiça. O que ele não disse é que, por motivos óbvios, as denúncias contra estes países raramente chegam aos fóruns internacionais.
O que me parece claro nesta calibragem da política externa brasileira é que ela pode sinalizar uma mudança significativa a longo prazo.
Por que, afinal, o Brasil deixaria de cortejar os eleitores do Terceiro Mundo?
Resposta rápida: pelo apoio dos Estados Unidos à presença do Brasil no Conselho de Segurança, numa futura reforma da ONU.
Operar uma guinada destas seria para um ex-embaixador do Brasil em Washington, por exemplo.
Testando hipóteses: o Brasil adota o receituário de Washington para os Direitos Humanos (vale cobrar Cuba, Venezuela, Sudão, Irã, Zimbábue, Coreia do Norte; não vale cobrar Estados Unidos, Arábia Saudita, Israel, etc); o Brasil desiste de uma política externa independente e de futuras pretensões nucleares (como fez a França, ao optar por ter seu próprio guarda-chuva nuclear, independente da OTAN); o Brasil compra caças americanos F-18 e ganha o papel de gendarme disfarçado dos Estados Unidos na América Latina (ampliando o papel que já desempenha no Haiti, por exemplo); o Brasil ganha um assento no Conselho de Segurança.
Se isso de fato acontecer, virá disfarçado sob o discurso de que o Brasil precisa “assumir responsabilidades compatíveis com sua importância econômica” para se sentar à mesa com “os grandes” e outras platitudes do gênero.
Essa guinada não é, necessariamente, ruim para os interesses nacionais; mas não se pode justificá-la meramente em nome de interesses econômicos conjunturais.
É algo tão importante que não pode ser decidido nos bastidores, sem um debate nacional.
Suspeito, no entanto, que só ficaremos sabendo a conta-gotas, à medida em que mudanças concretas forem postas em prática.
PS do Viomundo: Fiquem de olho, também, nas posições do governo Dilma em relação à proteção da “propriedade intelectual”, que é uma das prioridades de Washington. Trocando em miúdos, a ideia é que a gente financie a transformação dos Estados Unidos em uma sociedade pós-industrial pagando por tecnologia com a  exportação de commodities. Mas e se a produção de commodities destruir o meio ambiente? A gente importa tecnologia “verde”, ora. Em outras palavras, seremos sempre subalternos…